domingo, 30 de diciembre de 2012

Tras las huellas de la gineta


            Cada vez son más frecuentes las huellas de la gineta en el campo. Similares en aspecto a las de un pequeño gato, cuentan sin embargo si la huella está bien marcada, con cinco impresiones de dedos. Están estas huellas a mitad de camino entre las de un gato, ya que las uñas son retráctiles, y las de un mustélido, ya que marca cinco dedos y talón si tenemos la suerte de ver unas huellas completas de cierta calidad.
            En la foto, observamos una huella de mano incompleta, ya que no ha marcado el talón, y que está sobre otra huella marcada menos profundamente. Las huellas de manos presentan las marcas de los dedos más abiertas que las de los pies, debido a la menor movilidad de los dedos de estos últimos. Estas huellas son curiosas por lo extraño de su disposición. El hecho de que la última huella que esté pisando sobre las más antiguas sea más profunda no es habitual. Lo más normal, es que las huellas más recientes sean menos profundas, ya que el barro se va secando poco a poco, y cada vez es más duro. También es más normal, que si una huella está encima de otra, esta sea una huella de pata trasera que pisa en el mismo lugar en el que estaba la huella de la pata delantera.
            El proceso de estas huellas creo que ha sido el siguiente: primero una pequeña avenida del río ha dejado charcos que han registrado el campeo de una gineta cuando ya se estaba secando el barro o cuando no se había empapado del todo. A este momento pertenecen las huellas menos profundas. Después, una segunda avenida ha vuelto a llenar el charco. La avenida no ha sido fuerte, pues no ha borrado las huellas ni ha depositado más sedimento, y no ha llovido ya que no hay marcas de gotas en el barro sobre las huellas menos profundas. El barro ahora más blando, ha permitido que las huellas posteriores en el tiempo sean más profundas que las anteriores. Al estar el sustrato más blando se han dejado marcas incluso de alguna uña tanto en la huella central como en la situada arriba a la derecha, que pertenece a la otra mano.

viernes, 21 de diciembre de 2012

El grumete en Ruesta. 3

             En esta entrada os muestro el último de los trabajos realizados en Ruesta por este Grumete y su familia. A la izquierda podéis ver el resultado de rellenar un Viejo Rack de elementos informáticos con bichos y palos.
             Contamos con varios animales disecados que nos donó una persona cuando el propietario que era su padre falleció. A los animales disecados, hemos añadido un recortable de lechuza comprado y otros fabricados de forma artesanal con cartulina o papel y pintados con lápices de colores, ya que la pintura aplicada con pincel ablanda el papel y estropea los modelos. Podéis ampliar la foto pinchando sobre ella para apreciar mejor el contenido. Lo que no se arreglará es la calidad de la misma.

            Además de aprovechar este rack como vitrina, pues su puerta es de cristal, he reconvertido otros cinco muebles que antes eran meros soportes para cartelería en vitrinas igualmente.



En uno hemos colocado elementos que hacen referencia  la caza furtiva, colocando un zorro con la pata atrapada en un  cepo, un "trozo" de jabalí atrapado en un tronco y un pajarillo que ha sido atrapado con liga o "vesque". En el fondo aparece también el huevo envenenado.
Estos métodos de caza amenazan la vida en nuestros campos o bosques, y todavía se usan en algunos lugares. Águilas imperiales y linces ibéricos sufren cada año una importante disminución en sus efectivos por estos métodos prohibidos, y la liga se utiliza como "modo de caza tradicional" en algunas comunidades autónomas.

En otro de estos muebles hemos querido recrear la fauna que habita en las zonas húmedas. No teníamos muchos animales para colocar aquí. Un ánade real disecado, una gallineta y una lavandera blanca. Hemos tenido que esperar al donativo de unas mudas de cangrejos de forma desinteresada por los ejemplares que habitaban en el acuario de la piscina municipal donde trabajo. Los peces han sido realizados en poliestireno de alta densidad tallado con un cutter, y sus aletas han sido realizadas en plástico. Una lámina de metacrilato hace las veces de superficie del agua y nos permite ver la parte aérea y subacuática al mismo tiempo.





En otra vitrina, he pretendido recrear los espacios abiertos aprovechando que contábamos con otro zorro, una liebre, una cogujada, una collalba y un cernícalo común. Con unos palos he preparado un decorado que ha sido completado con plantas como avena loca y otras gramíneas colocadas sobre un suelo falso parecido al que construyó Lucía en las vitrinas pequeñas que os mostré en la entrada anterior.











En la siguiente vitrina me ha apetecido colocar un surtido de curiosidades que he denominado "Arquitecturas" y que no es otra cosa que un catálogo de construcciones llevadas a cabo por distintos animales. Avisperos, panales, nidos, agallas...










...Y por último he decidido completar la oferta con una vitrina dedicada a la paleontología. Los "fósiles" expuestos son reproducciones adquiridas en el mercado, y dentro de la oferta de reproducciones he decidido ilustrar las tres grandes eras zoológicas. La era paleozoica o de "animales antiguos o vida antigua", la era mesozoica o de "animales de enmedio o vida de enmedio" y la era cenozoica o "nueva vida o nuevos animales".
No son fósiles representativos de la zona, tan sólo de cada era. Son reproducciones de fósiles emblemáticos cuyos originales se pueden contemplar en grandes museos del mundo. En el fondo de la vitrina aparece un cartel en el que se ilustra el mapa geológico de la provincia de Zaragoza y algunos de los fósiles que se encuentran en cada una de las épocas






sábado, 15 de diciembre de 2012

El Grumete en Ruesta. 2





              Como ya he dicho en la entrada anterior, el objetivo de equipar un aula de la naturaleza en Ruesta se topa con el escollo del problema presupuestario. El aprovechamiento de elementos expositivos existentes y rellenarlos con costo cero como en estos tres casos que os relato a continuación ha sido un primer paso. 
              Contábamos con tres pequeñas vitrinas en cuyo interior había tres rocas, una en cada una de ellas. A pesar de lo interesantes que resultaban con su antiguo contenido, se ha optado por rellenar cada una de ellas con rastros de animales que podemos identificar en nuestros paseos por el campo, elevando el número de elementos mostrados de tres a treinta y tres. 
             

              Los rastros tal se muestran tal y como se encuentran en la naturaleza.  En estas tres vitrinas he contado con la inestimable ayuda de mi hija Lucía que ha construido el suelo simulado con cola de carpintero y tierra recogida en Ruesta. Después hemos procedido a la recogida de material y colocación en el "suelo". Unos números al lado de cada elemento nos permite localizar en una leyenda la identificación del mismo. La leyenda no se aprecia en las fotos, por lo que habrá que pasar por allí para desvelar los secretos...

 Arriba, como encabezamiento de la entrada la vitrina dedicada a los rastros provocados por los mamíferos. Más abajo y a la derecha la que nos muestra rastros producidos por reptiles e invertebrados, y finalmente y a la izquierda la dedicada a las aves. 

sábado, 8 de diciembre de 2012

El Grumete en Ruesta. 1


Llevo un tiempo dedicándome a equipar un aula de la naturaleza en un pueblo que se llama Ruesta, en el Pirineo Aragonés. Es un pueblo que como otros muchos fue expropiado para la construcción de un embalse, concretamente, el embalse de Yesa. Está atravesado por el Camino de Santiago, patrimonio de la humanidad. Este pueblo, fue cedido (temporalmente) al sindicato de trabajadores CGT. Las casas se han desplomado fruto del abandono institucional como muchos otros vestigios del patrimonio de este nuestro país, y actualmente sólo queda habitable el albergue de peregrinos con sus instalaciones (64 plazas) y la casa de cultura. En este último local, polivalente como aula de la naturaleza y salón de actos estamos intentando aprovechar material viejo para reconvertirlo en nuevo material con contenido interpretativo. La idea es mostrar la naturaleza a los visitantes tal y como me gustaría que me la mostrasen a mí. La siempre precaria economía del sindicato, cuya actividad dista mucho de ser la de una empresa como son los sindicatos mayoritarios, hace que la principal inversión sea la de la imaginación.
El primer paso ha sido equipar un tramo del camino de Santiago, concretamente desde el pueblo hasta la ermita de Santiago con unos cartelitos pirograbados. Una veintena larga muestran los nombres vulgares castellanos y los científicos de algunos árboles y arbustos que nos encontramos durante este breve recorrido.
Tanto mis hijos Quique y Lucía como Belén y Vicente que es el coordinador,  me ayudaron a colocarlos y a repintarlos, puesto que el sol se "come" el negro de las letras.
El hallazgo de unos “costeros”, (que son los rechazos de las serrerías, fragmentos de madera irregulares y con corteza que se retiran para preparar previamente un tronco a la hora de extraer tablas) abrió la posibilidad de colocar cuatro carteles grandes en este mismo recorrido. En ellos, hablamos de la pirámide trófica del bosque, desde las plantas que producen la materia viva hasta los descomponedores que retornarán los cadáveres al suelo para que se comience un nuevo ciclo. En el cartel dedicado a los herbívoros y carnívoros presentes en el entorno, podemos observar las huellas de estos a tamaño real, algunas de las cuales no es raro encontrar en la época de lluvias junto a los charcos y zonas embarradas.

El bajorrelieve que marca el pirograbado, hace que los niños puedan poner una hoja de cuaderno sobre el dibujo de las huellas y rayando con un lápiz sobre el papel en esa zona, éstas queden dibujadas del mismo modo que ocurre con una moneda colocada bajo un papel. Por ello las huellas están representadas a tamaño natural. La excursión permite la confección de un sencillo cuaderno de campo sobre huellas de animales.
Se pueden complementar adquiriendo cualquiera de los dos cuadernos editados por ahora, el de árboles y arbustos o el de mamíferos y que estarán a la venta en la tiendecita del albergue. Han sido realizados por la sección sindical de CGT en el Ayuntamiento de Zaragoza, y el dinero recaudado servirá para sufragar los gastos de impresión de éstos dos y permitir la edición de un tercero dedicado a las aves.







lunes, 3 de diciembre de 2012

Los dientes de los mamíferos. Cánidos




           Como continuación a la entrada de los dientes de los mamíferos escribo esta. Como ya dije, los dientes son unas partes del cuerpo que por su capacidad de conservación y sus características morfológicas sirven en muchas ocasiones como material taxonómico, es decir que sirven para poder averiguar la especie a la que pertenecen.     En esta entrada concretamente, los dientes de los animales que componen la familia de los cánidos. En ella se engloban el perro, el lobo y el zorro en la Península Ibérica. En otras latitudes también el coyote, el licaón, el cuón, o el dingo...

        En la fotografía superior, podemos apreciar la dentición completa del zorro. Las letras y números indican la fórmula dentaria típica para los cánidos europeos.  Más abajo, explico lo que es la fórmula dentaria.
       A la derecha, podemos observar diferentes tipos de dientes. En primer lugar un canino, más abajo un premolar y por último un molar.          
            La fórmula dentaria, a la que ya me he referido más arriba es característica de la familia entera, como he dicho.  . Llamamos fórmula dentaria a una serie de letras y números que nos definen la cantidad de dientes y su tipo. El tipo de diente se identifica con una letra o dos, y el número indica cuantos dientes de ese tipo están presentes en la serie dental. Esta fórmula se representa con una línea horizontal sobre la que se pone la serie dental superior y bajo ella la serie dental inferior. Se puede sustituir esta barra horizontal por una inclinada. Sólo se tiene en cuenta un solo lado de la boca tanto en el maxilar (superior) como en la mandíbula (inferior), por lo que el total de dientes ha de ser multiplicado por dos.
           En el caso del perro, el zorro y el lobo la fórmula es: I 3/3; C 1/1; PM 4/4; M 2/3. Las letras significan I, incisivo; C, canino; PM, premolar y M, molar. La fórmula completa expresada anteriormente indica I3, C1, PM4, M2 en el maxilar superior e I3, C1, PM4, M3 en la mandíbula inferior. En la última foto de esta entrada se ilustra la fórmula dentaria del maxilar de un perro.
           En las fotos de la derecha, os muestro los diferentes dientes con sus raíces que pueden ser únicas o simples como en el caso de incisivos, caninos y algún premolar pequeño, o bien complejas, que cuentan con dos o más raíces por diente como en el caso de premolares y molares.
           En ocasiones se dan algunos individuos en cuyas fórmulas dentarias faltan o sobran dientes. En el caso del maxilar perteneciente a un perro de la raza bóxer de la fotografía de abajo a la derecha, podemos comprobar cómo el número de premolares es de cinco en el maxilar superior en vez de los cuatro típicos. Podemos apreciar que lo que ocurre es que el PM1 está duplicado en ambos maxilares, si bien en la parte derecha de la foto (maxilar derecho) vemos que falta uno y que sólo queda el alvéolo o agujero donde se inserta la raíz.             Estos dientes “extras” se denominan supernumerarios. Además, en esta misma foto comprobamos como el hocico, más corto, provoca que los dientes se dispongan orientados no linealmente como en el caso de los demás perros, sino transversalmente como vemos en el caso extremo del tercer premolar (PM3).
          Los individuos más viejos suelen haber perdido algún diente y al cerrarse los alvéolos del hueso y no dar pistas de que  falta alguna pieza, aparecen fórmulas dentarias raras, esta vez con dientes de menos.

        En la foto de abajo a la derecha donde indico cuantos dientes de cada tipo es típico encontrar en el maxilar de un cánido, ilustrando así la fórmula dentaria del maxilar como ya he dicho más arriba, he añadido también el número de raíces que posee cada uno de ellos. Esto provoca que si encontramos un cráneo sin dientes, el número de agujeros o alvéolos sea muy superior al número de dientes.
       También apreciamos que este ejemplar sufrió algún tipo de infección que deterioró parte del hueso del maxilar izquierdo, que es la serie de dientes colocada en la parte inferior de la foto. Esto provoca que el hueso se "retraiga" y que aparezca más poroso. Además las raíces de los premolares quedan al aire, haciendo que la sujección de estas piezas sobre el hueso sea menor.
          Otra característica típica pero esta vez ya de todo el Orden de los carnívoros es la aparición de un grupo de molares conocidos como molares carniceros. Este grupo está compuesto por el PM4 del maxilar (arriba) y el M1 de la mandíbula (abajo). Se aprecia bien el conjunto en la primera foto de la entrada, en la dentición del zorro. Se caracterizan por poseer unas cúspides muy elevadas y cortantes.
          La boca de estos animales dispone de dientes diferentes de modo que cada uno cumple una función específica. Los incisivos, que tienen un cierre perfecto actuando los superiores con los inferiores en forma de pinza, permiten a los animales asearse y desparasitarse, y por otro lado facilitan el desplume y la retirada de pelo de las presas. Los caninos, cónicos y afilados permiten sujetar y desgarrar la presa. Los premolares trocean y sujetan la carne tierna. Los tendones y huesos son fracturados y cortados con el grupo carnicero situado más atrás y finalmente un grupo triturador trasero con cúspides rechonchas y robustas machacan la carne y las materias vegetales que en mayor o menor medida según especies es consumida por estos animales.


sábado, 24 de noviembre de 2012

El rastro del hombre.


            Alguna vez, hablando con mi amigo Sylvain, le digo que en España hay demasiada basura. Él, profundo amante del Prepirineo Oscense, me dice que en Francia también hay mucha suciedad. Tiene razón, pues en algunos lugares también se ve basura en Francia. Pero lo que no es discutible es la profesionalidad de los españoles tirando basura en cualquier lugar. Las cunetas de las carreteras son auténticos estercoleros, y la botella de agua mineral con el líquido amarillento típico de meada de camionero es omnipresente.
            En algunas calles de Francia podemos contemplar las cagadas de perro típicas, pero en España, andar por el césped de los parques es un deporte de riesgo. Sólo por respeto al jardinero que ha de pasar la desbrozadora por estos sitios, ya debería de desaparecer esta costumbre de dejar parte del perrito en el parque. No digamos ya el dejar que el perro haga lo suyo en la arena donde juegan los niños, que también los hay.
            Yo digo muchas veces que tirar basura es algo cultural en España. No hay lugar al que accedan los españoles donde no haya papeles, latas o botellas. Hay que alejarse algunos kilómetros andando por lugares a los que no pueden acceder los coches para dejar de ver estos restos. ¿Por qué somos así?. Yo digo que es algo educativo. Los españoles tiran cosas y dejan basura porque lo aprendieron así.
            Recuerdo aquellos bares en los que al pie del mostrador había un canalillo de tejas puestas con el hueco hacia arriba y que era donde se tiraban las peladuras de gambas, colas de anchoa, papeles de azucarillos, servilletas etc. Si dejabas la cola de la anchoa en el bode del plato, no faltaba quien te dijera que eso se tiraba al suelo. Aún hoy en día, en bares sin este equipamiento se sigue haciendo, basta con mirar al suelo.
            No todos los españoles somos así. Es cierto que hay un porcentaje de gente que podría pasar por ciudadano europeo. Pero también es cierto que la cantidad de gente más bien cerda es un porcentaje mayor en España que en otros países europeos. Esta actitud se cambia con educación. La educación se imparte en casa de cada cual, pero lo cierto es que en la escuela es donde los niños han de socializarse. La mayoría de colegios están rodeados de calles en las que un barrendero recoge lo que los niños aprenden a tirar ya de pequeños, pero en aquellos en los que la limpieza sólo depende de la educación de los niños es donde se manifiesta esta faceta cultural española. En presencia de los padres, son estos los responsables de corregir estas conductas, pero en el colegio, en el lugar donde se imparte la asignatura de conocimiento del medio, o ciencias naturales y sociales, es donde más escandaloso es este comportamiento.
            En las fotos, os muestro la senda rural que discurre paralela al colegio del lugar donde yo vivo, el CEIP HH. Argensola de Zaragoza. En la foto no se aprecia bien la ingente cantidad de basura como papeles, botellitas, tetrabriks, plásticos, papel de aluminio y otros restos, pero podéis haceos una idea.. 

sábado, 17 de noviembre de 2012

La senda de la garduña


            Creo que una de las marcas que más abundantemente nos siguen en algunos recorridos campestres es el excremento de la garduña (Martes foina). La costumbre de defecar a lo largo de un itinerario y de no acumular demasiado los excrementos en cagarruteros, hace que su número parezca asombroso. Utiliza los excrementos para marcar su territorio, como deducimos por la posición que ocupan, casi siempre sobre un lugar destacado. 
          

  Frecuentemente son de color negro, aunque algunas veces estos se ven salpicados de semillas o piel de frutos de frutos que no puede digerir bien. La dispersión de semillas que no están rotas por la masticación y que dentro de sus cáscaras están protegidas de los ácidos estomacales, convierte a la garduña en un animal  muy interesante para la regeneración de nuestros bosques, pues algunos arbustos necesitan que sus semillas sigan este proceso para germinar bien. El viaje por el intestino prepara a la semilla para la germinación, y una vez fuera del mismo cuenta con un abonado adicional. El destino hará que el momento sea ideal, que la meteorología sea suficientemente adecuada en cuanto a humedad, y que el suelo cercano sea bueno para poder echar raíz.
           



  También no obstante, podremos hallar excrementos cuyo contenido son plumas, pelos o restos de insectos. El aspecto entonces es retorcido y acabado en punta como vemos es esta última foto y su diámetro es de 1,2 cm de diámetro aproximadamente. 

domingo, 11 de noviembre de 2012

Otras cosas sobre gatos


            Uno de los rastros que los animales dejan de su presencia son los excrementos. En algunos casos, estos se usan como balizas olorosas del territorio y están colocados en lugares muy expuestos; en otros en cambio, son depositados en lugares apartados. El caso es que de un modo u otro, lo que está bien claro es que las costumbres de los animales son muy variadas.
            En el caso del gato, tanto del doméstico como del montés, el proceder con los excrementos no es siempre el mismo. En el caso de encontrarse en el interior del territorio ocupado por el gato, los excrementos se sitúan en zonas concretas, acumulados en número variable y enterrados total o parcialmente. Sin embargo, cuando los excrementos son depositados en las zonas más exteriores del territorio, los excrementos son depositados sin cubrir, quedando pues más a la vista, a modo quizá de marcaje olfatorio. No obstante, el lugar elegido no es generalmente un lugar destacado especialmente apareciendo en el suelo directamente, no en una piedra grande o en la parte superior de un tocón.
            De todos los modos, el aspecto del excremento es fácil de identificar como podemos ver en la fotografía de más arriba, y su diámetro está en torno a 1,5 cm.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Las otras señales del pito real


            Como estamos viendo a lo largo de las entradas de este blog, algunas huellas o algunos excrementos son tan típicos de algunos animales que fácilmente podemos identificar al autor de cada uno de esos rastros.
            Esta característica de tener un excremento de forma característica no es sólo patrimonio de los mamíferos, sino que algunas aves también poseen esta cualidad. Una de estas aves es el pito real (Picus viridis).
            Gran parte de la alimentación del pito real en nuestros bosques de ribera o en nuestros campos se basa en el consumo de hormigas. Al pie de los árboles que frecuenta o incluso bajo los postes de madera del tendido eléctrico o telefónico podremos descubrir sus característicos excrementos de dos colores. El color blanco se debe al alto contenido en urea, pues se trata de la orina pastosa típica de reptiles y aves, y que es la parte del excremento que se expulsa en primer lugar. Poco a poco torna al negro en el otro extremo, el último en salir y que está compuesto por caparazones de hormigas. Entre el blanco y el negro, se produce un degradado gris que se debe a que cada vez, hay menos cantidad de urea en el excremento hasta que esta desparece en el punto final donde sólo quedan los caparazones de las hormigas. Tan característico como su color es su forma de bastón con el extremo blanco girado. Son estos excrementos fácilmente deleznables y están compuestos de forma casi exclusiva por quitina de insectos, en su mayoría hormigas como ya he dicho anteriormente.

sábado, 27 de octubre de 2012

El azote de las avispas


            A pesar de la fama que los osos tienen como expoliadores de panales, los tejones no lo son mucho menos. No es raro que en el campo nos topemos con los restos no ya de una colmena sino de un avispero roto por el tejón para alimentarse de las larvas y ninfas de las avispas. Su tupido y característico pelaje lo mantiene a salvo del aguijón de estas, y las tremendas garras de sus manos, similares a las que los osos presentan salvando la distancia de su menor tamaño, convierten a este animal en un especialista. El aspecto del avispero saqueado es el de la foto anterior, y el del agujero de acceso la siguiente fotografía.
            Estos avisperos que el tejón desentierra, no son los pequeños avisperos típicos que todos conocemos, sino que son los grandes avisperos de la avispa común y que cuentan en ocasiones con 9000 individuos. El avispero es construido en el suelo, donde las avispas vacían una gran caverna donde construyes el panal. El conducto que conduce a su interior es del mismo diámetro que el que realizaría un topillo. Del interior emana el zumbido de la actividad de miles de avispas. El número de estas avispas es considerable, por lo que si por error provocamos su ira las consecuencias pueden ser malas.
    

        El avispero que os muestro en esta última fotografía había sido ya abandonado. Fue excavado durante el invierno, pero ese mismo año, durante la primavera hizo que la senda en la que estaba fuese intransitable. Ver a un ratón entrando por el mismo agujero que meses antes era un continuo entrar y salir de avispas me animó a abrir el interior y echar un vistazo. Aquí tenéis lo que reveló el interior. El tamaño de la cavidad podría haber albergado un balón de baloncesto sin problemas, para que os hagáis idea de su tamaño. El avispero, en su origen está suspendido de las paredes, o del techo mejor dicho, y no tocando el fondo como se ve en la foto.


sábado, 20 de octubre de 2012

El científico y la araña.

           
 Un viejo chiste dice lo siguiente…
            Un científico estaba investigando el mundo de las arañas cuando diseñó un experimento. Le quitaba las patas una a una, y llamando a la araña, esta salía de su caja en dirección al científico. Cada vez a la araña le costaba más salir, puesto que tenía menos patas. Cuando el científico quitó la última pata a la araña, esta no acudió a la su llamada, interpretando este resultado del siguiente modo: las arañas, cuando pierden sus patas se vuelven sordas. Con esta historia se pretende ridiculizar el mundo de la ciencia y de cómo los científicos pueden llegar a deducciones absurdas. Pero realmente, no conocemos cual es la trayectoria del científico, y pudiera ser que su comportamiento no fuese tan ridículo como vamos a ver.
            Entre los insectos que conocemos como saltamontes o grillos, cuyo orden  se denomina Orthoptera, se diferencian dos subórdenes, el suborden Ensífera y el suborden Caelífera. En el suborden Ensífera, están comprendidos los grillos y las chicharras o saltamontes de antenas largas y finas, y en el suborden Caelífera los saltamontes de antenas cortas como el Anacridium aegyptium de la derecha.
            Tanto los insectos pertenecientes a un orden como a otro, se relacionan y encuentran pareja generalmente por medio del sonido. Este sonido lo producen o bien frotando unas espinitas especiales presentes en un ala o élitro contra el otro, o bien frotando las espinas de las tibias posteriores contra los élitros. Estas espinas especiales que provocan el chirrido son los órganos de estridulación.
            Lógicamente, si se produce un sonido para atraer a alguien, deben existir también estructuras capaces de recoger las vibraciones que producen estos sonidos para transmitirlas al cerebro y de este modo oírlas. A donde quiero llegar con estas divagaciones, es que si bien los Caelifera poseen estos órganos denominados tímpanos a ambos lados del abdomen, (foto superior) los Ensifera tienen los órganos de recepción del sonido, en las tibias anteriores (foto izquierda). Quizá el científico del chiste, había investigado previamente a los Ensifera, y por esto decidió cortar las patas a la araña.
            Realmente, la entrada sólo pretende contar una curiosidad y proponeos una experiencia naturalística.
            Todavía quedan grillos de la especie Gryllus campestris por nuestras ciudades y pueblos.  Están en época de celo y no son difíciles de ver porque son del tamaño de una cucaracha y negros. Los machos emiten su cri-cri ocultos en alguna grieta, un hueco en el suelo o en las paredes. Las hembras, fácilmente reconocibles por una especie de largo “pincho” que sobresale del abdomen y que es el instrumento con el que coloca los huevos (no pica). Las hembras, cuando escuchan el sonido, intentan localizar al productor del mismo. Para ello, se dirigen hacia el lugar de donde procede el sonido y de cuando en cuando se paran. Giran un poco sobre sí mismas hasta que el sonido llega con igual intensidad a las dos patas delanteras y una vez fijado el rumbo camina otro pequeño trecho para volverse a parar y comprobar que su camino es correcto. Finalmente, la chica encuentra al chico y se introduce en su casa, donde se realizará el acoplamiento.
            Recuerdo relatar este proceso a unos compañeros de trabajo. Estábamos en un pabellón polideportivo, y el macho estaba en una grieta cantando todos los días sin obtener respuesta de nadie. Salí al jardín atrapé una hembra como la de la foto de al lado, y colocada a cierta distancia pudimos comprobar todo el proceso relatado anteriormente. Cada comportamiento de nuestra hembra fue relatado por mí como si de un documental se tratase, y os puedo asegurar que algún compañero encontró la experiencia gratificante. Muchas veces ocurre, que estos procesos, por cotidianos y cercanos no merecen nuestra atención, pero la naturaleza siempre es sorprendente, por cercana y simple que parezca…

lunes, 15 de octubre de 2012

Algunas señales dejadas por los felinos.


            Uno de los rastros que los animales dejan de su presencia son los excrementos. En algunos casos, estos se usan como balizas olorosas del territorio y están colocados en lugares muy expuestos; en otros en cambio, son depositados en lugares apartados o incluso son enterrados. Otro tipo de rastro es el lugar donde traen al mundo a sus crías. Unos hacen verdaderas ciudades subterráneas, otros voluminosos nidos, y como contrapunto, otros no construyen ni cubiles ni nidos. El caso es que de un modo u otro, lo que está bien claro es que las costumbres de los animales son muy variadas.
            Cuando rastreamos la presencia de animales en cualquier medio, no hacemos otra cosa que buscar las señales que indiquen su actividad. Del mismo modo que las costumbres son particulares de cada animal, las distintas señales o su localización también serán particulares de cada animal. Estas señales pues, también serán características de cada animal, y podremos así identificar el autor de cada una.
            Los gatos monteses, pongamos por caso, han de cazar atrapando a sus presas de un salto y sujetándolas con sus afiladas uñas retráctiles. Cualquiera que tenga gato en casa, habrá visto que acostumbran a arañar superficies blandas. El objeto de este comportamiento es retirar la parte distal (la más alejada del cuerpo) de las uñas, más roma y desgastada. El crecimiento de las uñas se realiza en forma de capas, y los gatos pretenden retirar de este modo las partes más viejas y externas dejando al descubierto una capa más interior que es más afilada o puntiaguda. 
            Algunos troncos de madera blanda situados en el interior de los territorios de los gatos pueden presentar las marcas típicas del afilado de las uñas. El aspecto de la pare inferior del tronco usado para afilar las uñas es como el de la foto de la izquierda. Estas marcas llegan hasta unos 70 cm de altura y tienen sentido vertical. En el caso de hallar marcas de hasta 100 cm de altura , habría que pensar en la posibilidad de la presencia de lince.

domingo, 7 de octubre de 2012

El yunque del zorzal


            Ya llegan los días de otoño, y las aves procedentes de Europa llegan a nuestras tierras. Unas de las aves que llegan son los zorzales. A pesar de que haya poblaciones de zorzales residentes, es bien cierto que el número de estas aves aumenta muchísimo.
            De nuevo, en los bosques de las zonas cercanas al agua, ya sea de ríos o de lagunas, volveremos a encontrar los conocidos “yunques del zorzal”. Los yunques del zorzal, no son otra cosa que una piedra, que no destaca por ninguna cualidad especial, pero que es utilizada por los zorzales para romper las conchas de los caracoles una y otra vez. El resultado es que algunas piedras quedan con restos de conchas de caracoles en su entorno, y que llaman la atención de cualquier paseante.


            Existe una especie de caracol cuyos ejemplares tienen un diseño variado. Unos son finamente rayados, otros son lisos y otros con listas gruesas. Su color es amarillento y las rayas de tonos pardos oscuros. Pertenecen al género Cepaea sp, y los zorzales seleccionan a una u otra variedad según sean más o menos visibles con el entorno. Así pues, los diseños lisos predominan en los lechos de hojas secas, y los rayados en entornos herbáceos. Estos hechos no escaparon al atento ojo de Charles Darwin, que advirtió como la selección natural hace predominar a una u otra forma dependiendo del entorno. Como el aspecto del lecho del bosque cambia a lo largo de las estaciones, la abundancia relativa de una u otra forma también lo hace. Una cosa que me llama la atención de estos caracoles es la capacidad de estar activos incluso con temperaturas bajo cero, cuando otros están ocultos bajo tierra.


Para que os sorprendáis tanto como me sorprendí yo, aquí tenéis una foto de un ejemplar “caminando” sobre la nieve de diciembre en los alrededores del pueblo de Piedrafita de Jaca.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Agujeros en la corteza de los pinos


Hace unos meses, dando una vuelta por un camino del Pirineo, llamaron mi atención unas marcas en la corteza de un árbol. Pertenecen a los picotazos del pico de un picapinos. Las he visto otras veces, y siento curiosidad por su utilidad. Ahora pienso que quizá tantea el tronco con el pico buscando los animales que se encuentran en el interior. Pienso que quizá el tronco tiene un sonido diferente cuando hay una galería con un insecto debajo. Podemos comprobar como hay varias de estas marcas a lo largo del tronco.  Son unas marcas alargadas, con forma de ranura y corresponden a un único golpe. Se aprecia una justo debajo del hueco más profundo de la parte superior de la fotografía. En un lugar determinado, decide profundizar hasta el interior y alcanzar la galería del insecto y así poder extraerlo. 
Para ello se ayuda de su enorme lengua extensible cuya punta tiene forma de arpón. Es tan larga que para poder recogerse dentro del pico, rodea la cabeza por entero, llegando  cerca de la ventana izquierda de su “nariz”.  En el cráneo existe una depresión especial por la que se desliza esta lengua. En la foto podemos ver los huesos hioideos que sostienen la lengua y que rodean el cráneo, que en este caso pertenece a un Pito real (Picus viridis) que tuvo la poca fortuna de morir atropellado.
Lo que los picos buscan en las cortezas de los pinos, son los indicios que muestran la presencia de larvas de insectos en el interior de los troncos. Las larvas que buscan pertenecen muchas veces a cerambícidos, o escarabajos longicornes, ya que estas se desarrollan por entero dentro de la madera de los árboles. Un ejemplo de escarabajo longicorne del pino es este Monochamus galloprovincialis que podemos apreciar en la foto. El motivo de que aparezca sujeto en mi mano, es el de mostrar a unas personas que participaban en un cursillo la capacidad de producir sonidos que tiene esta especie en concreto que acudió a la mesa del bar donde descansábamos de un recorrido por el monte cercano. Tras ello fue puesto en libertad para que prosiguiera con la búsqueda de una hembra, ya que este individuo era un macho, sexo que se deduce con facilidad por la gran longitud de sus antenas.

 Los sonidos son producidos por el roce del pronoto o tórax con unos dientecillos especiales de su caparazón y que son apreciables en esta foto que realizó Vicente Blanco. Los sonidos producidos son perfectamente audibles  os muestro con mayor detalle este órgano a la izquierda. Cuando el escarabajo produce los sonidos mueve arriba y abajo su tórax de modo que el reborde posterior de este roza sobre los dientecillos. Es un mecanismo parecido al que usan los saltamontes, pero este se ubica en un lugar diferente.

Este escarabajo hace también unas marcas muy características en los troncos a la hora de hacer la puesta. Perfora la corteza justo hasta que llega a la zona de contacto con la madera, donde se encuentra la parte del árbol en crecimiento llamada floema y que no es otra cosa que el último anillo de crecimiento en formación. Este agujero, que tiene forma cónica es realizado por la hembra con las mandíbulas. 
El aspecto es el de una mina a cielo abierto en miniatura, y presenta diminutos escalones, siendo el fondo del mismo una ranura. Terminado este cráter, la hembra deposita un huevo en el fondo, y la larva tiene acceso así a la zona del árbol rica en azúcares . Las mandíbulas de la larva avanzando bajo la corteza, producen un ruido que una persona puede oír fácilmente y supongo que un pájaro carpintero también. Quien tenga un mueble viejo de madera donde vivan escarabajos longicornes entenderán lo que digo. Esta especie doméstica de los muebles o vigas de madera se conoce como "Reloj de la muerte" y es el escarabajo conocido como Hylotrupes bajulus.  El sonido es más fácilmente audible por la noche, con el silencio del resto de la casa. La cadencia de los bocados en la madera, similar al ruido del segundero de un antiguo reloj y la dificultad de ubicar su procedencia es lo que le ha valido ese nombre de Reloj de la muerte.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Los invasores


            Esta de “moda” o por lo menos de actualidad el tema de las especies exóticas invasoras. En primer lugar, y a título personal, puedo decir que a mí no me gusta lo de especies invasoras, porque ninguna ha invadido nada en absoluto. Las especies exóticas, primeramente, son eso, exóticas únicamente, y están aquí porque nosotros las hemos traído. Por otra parte, en ningún caso se trata de invasoras, ya que si ocupan un lugar determinado alejado de su lugar de origen, es porque se ha alterado su distribución. Estas especies sólo hacen aquello para lo que todos los seres vivos están en el mundo, y esto es reproducirse. El término invasión es aplicable al hombre, pero creo que no es aplicable a los demás seres vivos. Es bien cierto que al denominar invasores a estos organismos parece que nosotros no tengamos culpa de la situación.
            La traída de especies de otros lugares, muchas veces se ha realizado con un fin concreto, ya sea pescar peces de mayor valor deportivo, tener abejas que den más miel, tener un jardín más florido… en cualquier caso, esto ha venido motivado porque no se han sabido aprovechar los recursos autóctonos, porque han decidido aumentar los beneficios que reportaban las especies autóctonas, o por falta de sensibilidad naturalística. En casos de supervivencia, estas cosas pueden estar justificadas, pero que esta situación se haya  producido por capricho en muchos casos, es un auténtico disparate.  Plantas, peces, aves, invertebrados, todos tienen representantes en esta categoría.
            El hombre ha cometido estos atropellos desde siempre. Las islas han sido pobladas con plantas y animales ajenos a ellas y han producido extinciones de otros seres vivos desde que el hombre pone el pie en cualquiera de estos paraísos. Que esto sea un tema estudiado y documentado no supone limitación a que en la actualidad se siga realizando sin ningún reparo.
            En algunos casos de forma intencionada para jardinería, caza o pesca y en otros de forma involuntaria como en el caso de invertebrados; el hecho es que es algo frecuente. Los actos que se cometen de forma voluntaria tanto por particulares como por recomendación de “Tecnicos” de la administración, tienen idéntica base científica: Ninguna.
            No obstante, algunos defensores de la naturaleza, aseguran que estos animales amenazan ecosistemas y especies autóctonas. En algunos casos es cierto, pero hay que decir que algunos ecosistemas no son lo que se pretende por parte de sus defensores, y la desaparición de las especies autóctonas no son del todo provocadas por los “invasores”. El hecho de no considerar al cerdo ibérico como una especie invasora traída por el hombre que destruye el encinar y el alcornocal conviertiéndolo en una dehesa es un ejemplo. La dehesa es un medio antropizado en el que viven muchas especies, pero es en detrimento de otras que se desenvuelven quizá mejor en el bosque primigenio. Esto no significa que la dehesa sea buena ni mala, ya que para unos es buena, y para otros mala. Si cesa el manejo, el aspecto de la dehesa cambiará de forma radical. La mecánica de uno y otro es diferente. El bosque mediterráneo se perpetúa hasta que lo destruimos. Pero destruimos el bosque mediterráneo para construir la dehesa, y esta desparece si dejamos de actuar.
            La naturaleza no está sujeta a juicios de valor. La vida es la vida y “se abre camino”, si no queremos que ocurra así lo que debemos de modificar son nuestras actuaciones.
            Los pastos pirenaicos son resultado del fuego y el pastoreo sobre el bosque. La desaparición del bosque cambió el ecosistema. La introducción de la marmota después fue exitosa por que el Pirineo ya no era el Pirineo. La marmota tuvo su oportunidad en el Pirineo, y cuando los pastos alpinos naturales fueron sustituidos por los bosques de pino negro, la marmota se extiguió. Fue necesario cambiar el Pirineo para que la marmota tuviese su oportunidad, aunque el objetivo primero fuera el pastoreo.
            Un embalse es otro ejemplo. Primero suscita polémicas por la destrucción que supone del río y su valle. El resultado es un medio antropizado y que no existe de forma natural. Las especies típicas del río donde se produce el embalse no viven en el mismo al no ser iguales las condiciones del fondo, ni del agua. Aguas abajo, las condiciones del agua también cambian al llevar menos sedimentos y también se cambia el régimen del río por lo que los peces pueden adaptarse, pero también pueden no hacerlo. Especies lacustres importadas se desarrollan en un medio vacío de competidores o con ventaja sobre las especies autóctonas que ocupan un lugar que no les es propio. La multiplicación de una especie alóctona en los ríos no es el único problema, el problema mayor es que el río primitivo no existe, por lo que las especies invasoras quizá no estén invadiendo nuestro río sino un río diferente que nosotros hemos construido. Pero también algunas autóctonas pueden convertirse en “invasoras” a los efectos.
            Los depredadores como la nutria y algunas aves, pueden encontrar un buen territorio de caza y aumentar su número. Las “especies invasoras” como los cangrejos americanos en el embalse pueden sustentar a una buena población de garzas o nutrias, y los alburnos aguas abajo de la presa, sustentar igualmente nutrias, garzas, martines pescadores, gaviotas… las especies autóctonas de peces o invertebrados se han hecho tan raras que no pueden mantener a estos depredadores que viven una época dorada gracias a las especies invasoras. Esto indica que quizá los depredadores como la nutria o las garzas no son especies indicativas de la calidad de un ecosistema, tan sólo informan de la presencia de comida.
            El galápago de Florida se extiende a buen ritmo por nuestros ríos, pero no antes de que los galápagos autóctonos se hubiesen rarificado hasta el extremo de desaparecer completamente en muchos ríos. El primer galápago que yo ví en el río fue un galápago de Florida. No hacía falta la aparición del galápago de florida en los ríos para acabar con los autóctonos, nosotros solitos fuimos capaces de extinguirlos en muchos lugares. Otro problema es que en los pocos lugares donde todavía los había ahora se vean amenazados por el galápago de Florida. Si bien la amenaza es cierta, el problema de fondo era bien otro. Los galápagos de florida, en muchos casos están conquistando ríos vacíos de galápagos o casi vacíos por que ya nos los hemos cargado con nuestra gestión hidráulica.
            El aumento de la población de nutrias y garzas que viven a costa de “especies invasoras” nos indica que lo que en realidad está ocurriendo es que algunas especies autóctonas del antiguo ecosistema natural se están aclimatando a vivir en el nuevo creado por el hombre, que ha resultado inhabitable para otras especies autóctonas que compiten en desventaja con los seres importados. El drama de los barbos y madrillas, peces autóctonos en el valle del Ebro cada vez más raros, al igual que los tramos de río en el que vivían, es el contrapunto de la época dorada de cormoranes, gaviotas, siluros, nutrias, garzas, plantas e invertebrados varios.
            Es por esto que pienso que el problema de las “especies invasoras” no se soluciona con decretos o listas, sino con un cambio en el modo de manejo del medio natural, evitando la introducción, pero siendo conscientes de que las profundas modificaciones que realizamos son tremendamente dañinas para las especies autócotonas.
            El lucio, pez capaz de colonizar los ríos europeos y de América del Norte por sí mismo, fue sin embargo incapaz de colonizar la Península Ibérica, quizá por el diferente régimen que presentan sus ríos. O en caso de haberlo hecho, se llegó a extinguir, (ya que se ha citado por Morales, en 1980, la presencia de una vértebra de lucio en el registro fósil ibérico) cuando los ríos pasaron a tener el típico régimen Mediterráneo.
            Quiero decir con esto, y sin quitarle importancia a la nociva introducción de especies alóctonas invadan o no, que cuando son introducidas, en muchos casos se hace en ecosistemas inexistentes, es decir son medios degradados que buscan un “equilibrio” y esto proporciona ventajas al invasor.
            La introducción del alburno sin duda ha sido mala para la madrilla, pero antes de esto la madrilla ya se había rarificado muchísimo por que los ríos en los que vivía habían sido sustituidos por otros debido a la regulación, los encauzamientos, los dragados y la extracción de áridos.
            La capacidad “invasora” de las especies se pone de manifiesto especialmente en el caso de dar crédito a la cita de Longinos Navás, sobre la captura de un tiburón (  una pintarroja Scyliorhinus canicula creo recordar) en el río Huerva, en Zaragoza. El hecho de que no fuera capturada por él, ya que le fue entregada por dos niños, que esta especie y las afines no toleren el agua dulce y que esta especie venga acompañando a las cajas de pescado con cierta frecuencia, hacen que yo no de crédito a esa cita, pese a haber visto en el museo al citado ejemplar. No obstante, hay que tener en cuenta que el río actual no tiene nada que ver con el de hace 200 años.
            Los casos de cormoranes, estorninos negros y gaviotas que ocupan nuestros cambiantes medios naturales son más que claros ejemplos de “invasión” por parte de especies sin mediación de transporte humano en medios naturales modificados.
            Con este potencial de expansión, tres cosas son ciertas:
Primero, que la venta de especies vegetales o animales foráneas en los distintos países es una actividad de riesgo de introducción de especies que pueden ser invasoras en potencia,.
Segunda, que la degradación y rarificación de las especies y ecosistemas autóctonos facilitan que especies foráneas puedan ocupar sus lugares y competir con ellas.
Tercera, que una vez que una especie ha sido calificada como invasora y ha sido incluída en la lista de especies invasoras, el esfuerzo para erradicarla puede tener un costo enorme, y en algunos casos el daño causado puede ser irreparable, por lo que es tan importante el control de las especies que figuran en la lista como las que no figuran, para evitar que estas listas crezcan en el futuro.

sábado, 15 de septiembre de 2012

REPRODUCCIONES DE FÓSILES


            A continuación os muestro algunas reproducciones de fósiles realizadas por El Grumete y que podréis adquirir a un precio creo que bastante razonable. Están fabricadas mediante colada de escayola sobre molde y pintadas una a una de un modo que parezca realista. Intentaré colocar copias de ejemplares llamativos que no se puedan recolectar por aficionados. Estas son copias de otras réplicas y han sido modificadas ligeramente para que no sean idénticas al original. El precio que figura es el precio final de la pieza más el transporte en paquete ordinario de correos en España, (Península y Baleares). A la tienda se accederá mediante el enlace que figura con la etiqueta TIENDA junto al resto de etiquetas de las diferentes entradas. La tienda se irá aumentando, y  la oferta de réplicas de fósiles aumentará poco a poco. Los encargos y consultas se harán mediante correo electrónico a: grumetedelbeagle@gmail.com

Cráneo en matriz de roca de Velociraptor mongolensis. Cretácico 
PRECIO 25 EUROS


Falange unguinal del dedo en forma de hoz de Velociraptor mongolensis. Cretácico 
PRECIO 20 EUROS


Impresión de un Homeosaurus pulchellus, un reptil esfenodóntido del período Jurásico.
PRECIO 15 EUROS

jueves, 6 de septiembre de 2012

Tras el rastro del ciervo


           Pocas cosas gratifican tanto un paseo por el monte como es encontrar alguna cuerna. Generalmente es un “trofeo” que cualquiera recoge y se lleva a casa, incluso si no es un naturalista o cazador. Nos parece una curiosidad.
            Algunas personas, tras encontrar esa cuerna, contarían las puntas que esta tuviese y deducirían los años que tenía el ciervo al que se le “rompió”. Esto, que es la creencia más difundida, no es la interpretación correcta. La historia real de esa cuerna es más difícil de creer por lo sorprendente.
            Lo primero que hay que saber, es que los cuernos de los ciervos son renovados todos los años, y por eso, por no ser cuernos “verdaderos” es por lo que reciben el nombre de cuernas. Estas cuernas son utilizadas por los machos para entablar combates por las hembras en el periodo del celo. El tamaño de estas cuernas representa el estado de salud del ciervo, de modo que facilita que aquellos más fuertes sean los que posean mejor cornamenta. La evolución ha dotado a estos animales de un mecanismo sorprendente. Cada año las cuernas viejas caen y son sustituidas por unas nuevas. De este modo, un animal que por cualquier motivo esté débil un año y sus cuernas sean pequeñas, tendrá ocasión de volver a probar suerte al año siguiente si está fuerte, sano y se ha alimentado bien.
            A pesar de que parezca extraño, esto es así y voy a colocar algunas fotos para explicar mejor este fenómeno. En primer lugar y como vemos en la foto de arriba, decir que las cuernas crecen sobre unos salientes del cráneo que se llaman pivotes. Es justo en este punto donde las cuernas se separan cuando han de ser renovadas y a partir del cual crecen las nuevas. Estas cuernas nuevas crecen muy deprisa, y alcanzan su tamaño definitivo en tres-cuatro meses.  Este desmesurado ritmo de crecimiento necesita un gran aporte nutricional por lo que el tejido en crecimiento tiene un copioso riego sanguíneo. Algunos de los vasos dejan su impresión en las cuernas definitivas como puede verse en la pala de alce de la foto de la izquierda. 
Este tejido en crecimiento no está al aire, sino que aparece cubierto de piel. Esta piel tiene un pelo corto lo que hace que se le denomine borra o terciopelo. En la foto podemos apreciar un fragmento de una cuerna de reno con la borra característica en el período de crecimiento.
            Cuando la cuerna termina su crecimiento, deja de recibir el suministro de sangre, y el ciervo retira la borra frotando los cuernos contra los arbustos del bosque. Se cree que el color final de las cuernas depende en gran medida de los arbustos disponibles sobre los que el ciervo las frote. Por este motivo, algunos arbustos de la zona donde habitan los ciervos aparecen con cicatrices en la corteza de las ramas y algunas de ellas aparecerán rotas. Ciertos arbustos pueden quedar prácticamente destrozados. Este acto de frotar los cuernos para quitar la borra se denomina escodadura, y el sitio donde se realiza escodadero.
   
             Recientes estudios del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en 2005, aseguran que el tamaño y ramificación de las cuernas tiene relación directa con la cantidad y movilidad de los espermatozoides del que la porta, por lo que podría suponerse que la cuerna también ofrece información a las hembras sobre la "calidad" reproductora del macho. También se sabe, (Santiago Moreno et al. 2001), que la castración de cervatillos a los que no les había salido todavía la cuerna provoca que nunca la desarrollen, y que la castración de adultos provoca su caída prematura. Del mismo modo se asegura que la cuerna que se regenera tras esa caída es deforme y de crecimiento anómalo además de permanecer siempre con la borra y estar menos calcificada.
          Obsevaciones de campo de cazadores manifiestan que la cojera de un ciervo provoca la deformidad en uno de sus cuernos. Si la cojera es transitoria, el animal puede generar una cuerna normal al año siguiente, pero se es permanente, nunca sus cuernas volverán a tener un desarrollo normal.
 Una pregunta surge. Si tantas cuernas son mudadas cada año, ¿cómo es que no se encuentran con más frecuencia?. La respuesta es que las cuernas permanecen poco tiempo en el bosque. Los roedores e incluso los propios ciervos las roen para obtener un aporte de calcio suplementario. En la foto apreciamos un cuerno de ciervo del que sólo queda un pequeño fragmento.